Todos los sábados elegimos un tema para debatir, lo que nos permite profundizar en qué es ser abogados al servicio del pueblo y qué problemáticas nos necesitan. En general utilizamos algún material de lectura que alguno de los compañeros trae.
En esta oportunidad tratamos el tema de la tierras y la vivienda, problema que data de siempre, pero muy presente en los últimos tiempos.
Se resaltó la necesidad de la gente de tierras para trabajar y construir su vivienda. Habiendo agotado todas las vías la necesidad los lleva a ocupar, como única salida.
Se planteó el problema de la mala distribución geográfica del país, siendo el federalismo hoy una mentira. Las personas de bajos recursos deciden asentarse y permanecer en Capital Federal porque es acá dónde encuentran los medios para subsistir. Muchos comen de lo que desechan los negocios gastronómicos, de basurales, tienen más posibilidades de hacer alguna “changa”, o pueden conseguir algunos pesos cartoneando, alternativas que en provincia son casi imposibles. Concluimos con esto, que al concentrarse todo en Capital Federal, la negativa de muchas familias a trasladarse no es “por comodidad” ( justamente es lo que no conocen) o capricho, sino que tienen argumentos detrás.
Otorgarle una vivienda a una familia en provincia, sin facilitarle conjuntamente un medio de subsistencia, sin posibilidades laborales, subsana un problema pero agrava todos los demás, la obliga a volver a las calles del centro, teniendo así que elegir entre comer o dormir bajo un techo.
Queda en evidencia, que no está la decisión ni la predisposición política de resolver el problema de la tierra y la vivienda. Siendo que los grupos dominantes y opresores, tienen tantas propiedades como lo desean, los trabajadores quiénes generan la riqueza, viven en condiciones de extrema precariedad. Cansados de vivir en la marginalidad y no ser escuchados, deciden ocupar tierras, y lo único que reciben de este gobierno tan “nacional y popular” es a la policía federal y metropolitana por primera vez unida, para responder a balazos el reclamo, para robar vidas, para desalojar a la gente y dejarla nuevamente en la calle, sumándola a un plan de viviendas superfluo y jugando con su necesidad, presionándola a que deje las tomas si quieren conservar los planes sociales, que los sigue manteniendo en la línea de indigencia y sembrando una ola de xenofobia en la sociedad, para que no se deje visualizar el problema de fondo.
Concluimos que tierras hay, y que debe ser para quien desee trabajarla, como dice nuestra nota elegida sobre el tema, frente a una necesidad de tal magnitud, lo único que le queda a la gente es hacer lo que hace: Unirse, organizarse, ocupar, construir y resistir.
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